jueves, 19 de octubre de 2006

Y sigue lloviendo...

Me encanta la lluvia, llevamos tres días en toda España que no para de llover, y yo (como muchos otros) estoy encantado.

Y es que la lluvia tiene algo especial que a todos (o casi) nos gusta. Esta mañana, por ejemplo, empezó a llover de repente y en la oficina todos fuimos corriendo a abrir la persiana de nuestro ventanal grande para contemplar embobados como caía el agua de una manera increíble.

Parece que todo se vuelve borroso, es como si la ciudad se envolviese de un halo de misterio que la hace interesente. No se ven las cosas claramente, pero te atrae una barbaridad.

Me gusta ver la lluvia desde casa, con una taza de té caliente, buena música jazz y un buen libro entre las manos, y a quién no, verdad? Aunque es curioso, pero, también me gusta salir en los días de lluvia, no sé me gusta salir y ver cómo se ve la lluvia desde otros sitios, vas con el coche y te quedas observando cómo se ve llover en la playa, en un parque, sobre los edificios y así observas una perspectiva diferente de la lluvia, digamos que ves la lluvia en su plenitud.

Dicen que la lluvia asienta el polvo, pero yo creo que asienta muchas más cosas, es como si uno mismo se volviera más paciente, más relajado, más sosegado, en definitiva, más asentado. Y es que eso es lo que tiene la lluvia, hace cambiar el entorno, pero también cambia, aunque sea por un instante, a uno mismo.

Y sigue lloviendo...

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