lunes, 28 de mayo de 2007

Virgil era un joven tímido, agradable y culto, pero que se sentía agraviado por la autoridad que ejercen sobre él. Pronto comienza una vida de fechorías, robando máquinas vendedoras de chicle.

Y es que ser ladrón no es fácil, tras una infancia traumática e incomprendida, Virgil no tiene más remedio que verse impulsado a robar maquinas de chicle, un delito penado en por lo menos... un par de estados. Ahí da comienzo una vida de delincuencia y en permanente huida. Tras fracasar en varios trabajos (tocando el violonchelo en una orquesta cargando con el instrumento, por ejemplo) entendió que lo suyo era robar... o no?

Entre el falso documental (genial las declaraciones de los padres con máscaras de gafas y bigotes para que no los reconozcan), la ficción y la sucesión de sketches, el genial Woody Allen, firma una más que notable ópera prima. Con medios artesanales, y sin apenas experiencia, se vale de referentes en el cine como Chaplin, Keaton o Billy Wilder para combinarlos con diálogos destornillantes y abstractos que más tarde le harían famoso y sería un sello inconfundible de su estilo. Un estilo que también se hace evidente en el apartado visual, dotando a cada fotograma un aspecto casi personal, que más tarde también desarrollaría con más madurez.

Si bien, en contra tiene que su trama padece de una carencia total de dramatismo y/o trascendicia, quedando ante nosotros sencillamente una hora y media de risas, plagadas de situaciones graciosas o simpáticas, que no pasaran a la historia. Aunque quizás ese no era el objetivo del director, cuando (inevitablemente) lo comparamos con otras comedias posteriores, nos encontramos que con el tiempo supo desarrollar tramas muy bien logradas con diálogos y situaciones irrisorias (Veáse "Misterioso asesinato en Manhattan").

Y es que el genio se estaba afilando los dientes a la espera de lo que serían grandes obras maestras y que lo convertirían en uno de los mejores cineastas de la historia (por lo menos para mí). Porque cuando uno es un ladrón fracasado, lo única esperanza es correr, correr, correr... y aver qué pasa.

Mi valoración: 8,5

6 Comments:

  1. Unknown said...
    Oh, "Misterioso asesinato en Manhattan"... No sé cuántas veces la he visto, y siempre que llega la parte de la grabación de la cinta del chantaje, no puedo evitar llorar de la risa.
    jazzman said...
    Esa es escena es simplemente genial, esa peli sigue siendo una de mis preferidas de Allen. Me encanta esa frase de "cuando oigo a Wagner me entras ganas de invadir Polonia" q bueno!!

    Saludos!
    Desesperada said...
    hollywoodland! te cuento aquí. a mí me gustó bastante, aunque tampoco me pareció la peli del año, eh? o sea que si te coincide la ves y si no pues nada. esta de allen, en cambio, es una pasada! me partí de risa, como dice macguffin, como con misterioso asesinato, una de mis favoritas, ja ja ja
    Anónimo said...
    Dios, esa pistola de jabón hecha espuma bajo la lluvia es uno de los mejores gag jamás filmados.

    Una delicia. Podría repasarla mentalmente sólo citando las ocasiones en las que he recordado junto a mis amiguetes cada gag de la cinta.

    Mucho más que hora y media de chistes engarazados sin guión. Entre sus numerosas virtudes, conviene recordar la principal de ellas: el argumento de falso documental. De hecho, un antecedente claro de una de sus obras maestras menos conocidas: "Zelig".

    Saludos!
    BUDOKAN said...
    Qué buen film, como dices a medio camino entre la comedia absurda y el falso documental, woody nos regala una de sus obras más frescas. Saludos!
    jazzman said...
    Alex, ese gag es genial, una ocurrencia muy original sin duda. Y estoy de acuerdo en que esta es forzosa predecesora de "Zelig", más completa y lograda que ésta, para mi gusto, claro.

    Budokan, desde luego está claro que al ser su primera obra lo que emana es frescura y valentía de un alumno aventajado.

    Saludos!

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