miércoles, 28 de febrero de 2007

Dicen algunos que la Venus de Velázquez no es una diosa, si bien su figura es angelical, su cara, para muchos pintores imposible de pintar por su belleza, aparece reflejada en un espejo difuminada y no muy agraciada. Sin embargo, si que representa a lo mismo: el amor, el deseo y el placer sexual, todo ello suavizado con una bella silueta y una sonrisa inocente en la cara. Para un hombre de 74 años, conocer a una Venus puede suponer el último placer que la vida le depare, la confirmación que ya ha vivido todo lo que tenía que vivir, y es momento de recapitular.

Y es cierto, esa Venus no es ninguna diosa, es una adolescente que no sabe qué rumbo tomar en su vida, le gusta la comida basura y tiene una grave tendencia a las relaciones sentimentales autodestrictivas. Pero todo eso no importa si lo que le proporciona a un viejo entrado en años son ratos de placer y dulce compañía. Porque a veces, dos mundos totalmente distintos pueden llevarse bien, puede que una persona necesite lo que la otra le puede proporcionar y viceversa, y a veces la conjunción puede ser perfecta.

Y todo eso sirve como excusa para el verdadero propósito de esta película: la negación de una persona a la muerte. El ser humano está creado para vivir, y nos aferramos al más mínimo rayo de esperanza para seguir viviendo. Necesitamos sentirnos vivos, y eso es lo que el protagonista, un gran Peter O'Toole, continuamente intenta, bien sea por acariciar la mano de su Venus particular, besarle el cuello, o comprarle un capricho. La cuestión es sentir que hace feliz a alguien, y que por tanto sirve para algo.

Sin embargo, en su particular odisea, el protagonista no está solo, tiene a su maniático amigo, interpretado de manera magistral por Leslie Phillips, que agarrado de sus brazos interpretan una de las mejores escenas de la película bailando un vals en la iglesia de Convent Garden. Todo un canto a la vida y a la amistad.

Excelente dirección, que junto con su banda sonora, nos conducen por esos vaivenes propios de las relaciones antinaturales, de esos impulsos del que a base de golpes sobre la mesa se niega a morir, o de esos amigos que están en los malos momentos pero que a veces nos dicen las cosas a la cara a pesar de no nos sienta bien. Todo ello con un Londres visto con unos ojos bien distintos a los de Notting Hill, pero sin dejar a un lado toda esa belleza y originalidad que le caracteriza.

En definitiva, un viaje a amores imposibles, a relaciones anormales pero estimulantes, y a amistades que duran toda la vida. Un canto al amor, a la amistad y a la vida.

Mi valoración: 9

4 Comments:

  1. Anónimo said...
    No me esperaba tanta consideración por la película aunque ya llevaba tiempo escuchando que está por encima de la media... vamos que el amor por esa venus adolescente de la que hablas, está genialmente retratado!
    jazzman said...
    La verdad es que merece la pena, y ese paralelismo con la Venus, sin ser reiterativo, se pone de manifiesto durante toda la película. Esa escena que aparece en la foto en la National Gallery es una de ellas y la conversación que tienen no tiene desperdicio.

    Saludos!
    Raquel Bermúdez said...
    Tiene buena pinta tal como la describes, aunq a mí el rollo "Venus" me acerca a Bananarama más q a otra cosa, pa-qué engañarte... Review de "Little Children" no te quedará alguna por ahí?
    Saludito-
    jazzman said...
    "Little Children" aún no la he visto, he tenido que recurrir al p2p, así que en cuanto la vea colgaré la "review". Si te sirve de consuelo esta reseña es muy buena:

    http://ysiestaveztequedaras.wordpress.com/2007/02/10/little-children-juegos-secretos-critica-y-resena/

    Saludos!

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