sábado, 12 de abril de 2008

En los más asentados y longevos matrimonios las palabras sirven de poco; los gestos, las miradas y el brillo de los ojos sustituyen al lenguaje hablado. Sólo una mirada sirve para dar a conocer los sentimientos más profundos, o sólo el resoplo de uno de ellos sirve para que el otro adivine lo que siente. En estos casos lo más doloroso es, evidentemente, la separación, y más aún cuando uno de los dos comienza a perder la memoria.

Pues todo esto se siente y se palpa en esta obra maestra dirigida por la hasta ahora actriz fetiche de Isabel Coixet, Sarah Polley. Todo un ejercicio de pasividad, de diálogos no hablados y de dos interpretaciones fabulosas, especialmente en lo que toca a Julie Christie, hacía tiempo que no veía una interpretación en la que lo último que me venía a la cabeza era que estaba interpretando. Sus gestos, movimientos, miradas, silencios y vacíos de guión son simplemente geniales, lástima que La Academia no pensara lo mismo...

Quizás el mérito se lo deba a la directora, que ha sabido crear una obra con personalidad, y sin necesidad de ser comparada con Bergman, en lo que es un ejercicio de temperamento, solidez y calidad detrás de la cámara. Sin duda una muy buena manera de comenzar una carrera como realizadora.

Y es que si en los matrimonios duraderos no hacen falta las palabras para el entendimiento, en esta película no hacen falta las palabras para transmitir el dolor más profundo que alguien que es amado pueda sentir, el alejarse de esa persona a quién le debe la vida.

Mi valoración: 9

1 Comment:

  1. César said...
    Yo tenía en muy baja estima esta película, debido a las malas críticas que recibió en su estreno en la SEMINCI, la tachaban de excesivamente sentimental, aburrida... Sin embargo, después de este review me han entrado ganas de verla.

    Saludos

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