jueves, 12 de julio de 2007

La presión de una estrella de rock puede llegar a ser desesperante, después de una vida de locuras y desenfrenos, el éxito pide su pago correspondiente, y cuando eso llega pocos son los que aguantan con entereza. Esa desesperación lleva a muchas estrellas a aislarse por completo del mundo que les rodea, a evadirse de una realidad que les supera y les aplasta como su fuera una apisonadora, terminando en algunos casos en tragedia.

Gus Van Sant ha dado un nuevo giro de tuerca a esto que llamamos cine, y concretamente a los 'biopics', su estilo semidocumental y en permanente contacto con sus protagonista incluso cuando mata las moscas que le rodean, provoca en el espectador la sensación de que está viviendo con él, que comparte sus momentos más banales. Evidentemente esto es un arma de doble filo que puede gustar más o menos, pero no deja indiferente a nadie.

Por ello, de lo que no hay duda es de la tremenda calidad artística de esta obra, la cámara se mueve con mimo alrededor del artista, lo adora, lo reverencia, y todo a pesar de su pésima condición y estado. Difícilmente veremos imágenes tan bellas de una condición tan deplorable. Sus encuentros con la naturaleza no son más que el deseo de encontrar un sentido a una existencia que se antoja imposible, de sentirse libre, alejado del mundo. Encuentros narrados de forma pausada y tranquila, reflejando toda la calma y armonía que la naturaleza aporta al protagonista. Por lo tanto, asistimos a lo que se convierte en un monólogo interior, a susurros reflexivos que esbozaban la que sería su última y más desgarradora canción.

Lástima que el espectador nunca entre en la escena, no se pretende, pero el que no se cuente con nosotros para nada puede pagarse caro. Hay momentos en los que sientes que todo lo que estás viendo sobra, que está demás, que es innecesario o que estás perdiendo el tiempo. Y es que este film termina siendo (al menos para un servidor) bueno como ejercicio artístico pero nulo como película.

Somos testigos de la decadencia de un artista, que si bien no necesita contarnos su vida tan sabida ya por muchos, termina en una desgracia también sabida, y si lo que hay en medio no nos aporta mucho, al final ¿qué nos queda? Imágenes, escenas o movimientos de cámara llenos de sensibilidad, una canción cantada por el artista con los bellos de punta y quizás una frase, en un contexto totalmente surrealista, para la posteridad: "¿El éxito? El éxito es subjetivo"

Muchos dirán que eso es lo máximo que se le puede pedir a una película, pero el que suscribe espera algo más, espera transcendencia en las imágenes, que cuando termine de verla reflexione en lo que acaba de ver y se regocije en su argumento, en sus diálogos. Y es que esta película, siendo lo que es: una OBRA DE ARTE CONTEMPORÁNEO, depende de los ojos con que se vean.

Mi valoración: 5

5 Comments:

  1. Unknown said...
    No me llama nada esta película, la verdad. Van Sant nunca me ha gustado demasiado (aunque, entre las últimas, "Elephant" era un experimento bastante curioso), a veces se pasa de... cómo diría... ¿trascendente? ¿Y alguien puede decir todavía que Last Days no está inspirada en Kurt Cobain, como sus responsables dijeron en un principio?
    Desesperada said...
    a mí tampoco me apetece nada, debe ser porque con elephant me quedé frita, imagina! ja ja ja.
    jazzman said...
    Y además creo que ese ha sido el pensamiento de mucha gente, yo tan sólo por ser "cine experimental" me llamaba la atención, aunque a veces la apuesta no salga del todo redonda.

    Saludos!
    Carles Rull said...
    No la he visto, pero me parece que haces una excelente crónica. Y lo digo también porque el cine de Gus Van Sant, por lo menos últimamente, se decanta por historias en las que prácticamente no transcurre el tiempo. O bien te expulsa de la narración o bien te involucra te lleno en ese "aparente no ocurre nada, pero están sucediendo cosas muy importantes".
    Bueno, estoy pensando también en "Gerry" o en "Elephant"... y tal vez tenga que animarme a ver estos "Últimos días" (me gusta esa frase sobre que el éxito es subjetivo).
    BUDOKAN said...
    Creo que este film es extraño pero responde a un costado que este director elabora cada tanto en algún que otro proyecto. No me parece una obra maestra pero tampoco una basura. Se deja ver. Saludos!

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