martes, 26 de diciembre de 2006

Pasión por los autodefinidos

El pasado domingo lo pasé con mi familia en una casita que tenemos muy cerquita de la playa, y a escasos metros del mega-complejo urbanístico Costa Ballena. Allí me reuní con mi Tio J, mi tía P y sus hijos A y C, cada uno con su esposo/a respectivo. Además A trajo a sus dos niños, una pequeña de unos dos años, A, y un pequeño con casi cuatro años más listo que el hambre (sabe leer antes que se lo hayan enseñado en el cole, todo un genio, lo digo yo) pero que problamente será unos de los hombres más tranquilos de la tierra.

El caso es que cuando estoy con ellos me siento muy a gusto, relajado, sin temor a ser yo mismo y con plena confianza y seguridad. Pero estando con ellos también puedo observar cómo ellos a pesar de ser mi familia han desarrollado una personalidad y una forma de vida muy distinta a la mía. En este sentido, me llamó mucho a la anteción la pasión que tienen mi primo y su mujer a los autodefinidos. Es curioso porque yo definiría a mi primo y su mujer como una pareja normal, sin muchas inquietudes culturales (por no decir ninguna), gente que no leen mucho y que su única preocupación es alimentar a su familia en sentido físico y espiritual, loables objetivos pero que para mi ojo resultan un tanto escasos.

El caso es que son unos viciosos de los autodefinidos, y claro a mí me llama mucho la atención porque se supone que su nivel cultural es bastante bajo en vista de las ocupaciones que tienen, pues resulta que cuando se ponen a hacer autodefinidos no hay quién los pare. Los habrá mejores, pero a mí me dejaron boquiabiertos con su habilidad para completar definiciones aparentemente complicadas y no sólo el que las rellenaran, es que tenían una rapidez mental increíble e inusitada en ellos. Ya te digo, yo que me creo una persona con una cultura digamos que media (me gusta leer El país los domingos, siempre tengo un libro entremanos, leo todo lo que puedo y más...) no fuí capaz de completar un autodefinido sin su ayuda y por supuesto tardando muchísmo más tiempo.

Es verdad, era la primera vez que me ponía en serio con el asunto, pero en comparación con ellos parecía un pardillo ignorante incapaz de encontrar sinónimos a las deficiones propuestas. Menos mal que yo estas cosas no me las tomo en serio y no me desmoralicé, que si no... A lo que voy, es que la gente que en apariencia pueda parecer inculta, no lo es tanto (sino que explicación me daís a que encuentraran los sinónimos a palabras que yo ni conocía), y aunque ellos hayan desarrollado una habilidad especial para los autodefinidos lo poco que leen o escuchan se le queda muy bien grabado en la mente y lo usan en cuanto pueden.

Es una especie de instinto de supervivencia mental que desarrollan para que las neuronas nunca terminen muriendo, instinto que no tenemos tan desarrollado los que estamos saturados de información y lectura, tan abarrotados que cuando buscamos una palabra apropiada nos perdemos en la inmensidad de nuestro material mental, cuál oceano insondeable. Por el contrario, ellos tienen poco material pero de valor, y lo encuentran rápido cuando lo buscan en su biblioteca mental.

Una lección que me hizo concluir que no es el más culto el que más cultura adquiere, sino el que le da un uso práctico y eficaz, por poco que sea.

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