martes, 10 de julio de 2007
Si no hubiese visto Desayuno con diamantes antes de viajar a Nueva York, mi encuentro con Tiffany's no hubiese sido el mismo. No me habría parado en ese pequeño escaparate contrastando con la gigantesca fachada sin apenas ventanas a contemplar esos hermosos diamantes que con tan buen gusto están decorados. No habría reflejado mis ilusiones y esperanzas en un acto tan aparentemente banal, pero cargado de significado, y es que aunque pequeño, ese escaparate constituye por momentos aquello que más deseamos pero que dificílmente obtenemos.
Y no me refiero a meras joyas, que al fin y al cabo son un lujo efímero, me refiero a algo tan simple como los sueños. Sueños inalcanzables, irrealizables, como unos caros diamantes para esa jovencita que vivía de sus amoríos, pero que nos mantienen con ilusión, preserva en nosotros esa inocencia casi infantil y nos aleja de toda ese hastío y hartazgo que el mundo en el que vivimos nos pueda transmitir.
Todo lo que queremos está al alcance de nuestra mano, lástima que siempre encontramos un cristal de metacrilato que lo separa, convirtiendo una y otra vez, y por más que nos paramos delante, en imposible de alcanzar.
Esa 5ª avenida constituía en el momento de mi caminar por ella la vía de acceso a todos esos sueños, el camino que me llevaría a ellos, y eso que cuando yo caminaba había demasiada gente, quizás muchos ya conocen el camino y quieren caminar por él. Por ello me costaba imaginar esa avenida vacía, sin nadie caminando por ella, esperando que llegara ese solitario taxi amarillo para pararse delante del escaparate de las ilusiones.
Quizás todos mis sueños nunca se realicen, pero al menos vivo contemplándolos detrás del cristal.
Labels: Historias de Nueva York, Movies
Otro de mis momentos sera cuando ESTE EN CANNES!! o cuando este en la Torre Eiffel o cuando me impresione con el Cañon de COLORADO!! jeje
SALUDOS!!
Nos leemos.
Saludos!