viernes, 3 de noviembre de 2006

Inolvidable!

Tengo que reconocer que el concierto de ayer fue inolvidable. Siempre se dice que la música en directo suena muy bien sea lo que sea, pero en el caso de la música clásica es diferente. Los instrumentos bien afinados hacen que te imbuyas en el sonido que desprenden, que estes absorto por casi dos horas y no tes des cuenta que el tiempo, e incluso que evoques vivencias o recuerdos que aún estaban en tu mente.

La primera parte se inició con ‘Pequeña Serenata Nocturna en Sol mayor, KV 525’ de Mozart. Constaba de cuatro movimientos. La orquesta supo darle la desenvoltura y fantasía inventiva que el maestro de Salzburgo era capaz de dar a una música diseñada para el entretenimiento.

Le siguió otra del mismo autor –‘Concierto para piano núm. 13 en Do mayor KV 415’-, que se sitúa a medio camino entre lo sencillo y lo complejo. Mozart mismo dijo que se trata de una composición donde tanto los expertos como los menos entendidos podrán encontrar la máxima satisfacción. Y así fue, con especial mención al pianista Eldar Nebolsin, un virtuoso del piano. Elegante en sus movimientos, supo hacernos disfrutar de una pieza alegre pero intensa a la vez.

Después del descanso, la Orquesta de Cámara de Dresde arrancó con el ‘Concierto para violín, oboe y orquesta en Re menor, BWV 1060’ de J.S. Bach. El oboe, Undine Röhner-Stolle, le dio un toque romántico y melancólico a la velada, y fue acompañado por el director al violín, todo un maestro. Su parte culminante fue el adagio que arrancó los "bravos" y aplausos del público.

Y terminó con ‘Danzas antiguas y Aria: III Suite’ de O. Respighi. Otra composición barroca italiana que a pesa de no ser popular entre el gran público, hizo las delicias de todos los espectadores. Y es que la música clásica te hace vivir experiencias que se convierten en inolvidables.

La crónica en La Voz Digital

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